El blush draping es una técnica de aplicación de rubor que permite esculpir el rostro y aportar un efecto lifting natural. Para lograrlo, elige un rubor en crema o en polvo en tonos rosados, duraznos o coral, dependiendo de tu tono de piel y el efecto que desees conseguir.

Es perfecta tanto para el día como para la noche, y puede adaptarse a diferentes estilos de maquillaje, desde lo más natural hasta lo más dramático.

• Distribución: Para lograr un efecto lifting y natural con la técnica del blush draping, comienza aplicando el rubor en las manzanitas de las mejillas, que es la zona que naturalmente se sonroja. Sin embargo, en lugar de concentrarlo solo en ese punto, extiende el producto hacia las sienes con movimientos ascendentes, lo que ayudará a estilizar y levantar visualmente el rostro.A medida que difuminas el rubor, llévalo también hacia la parte superior de los pómulos, asegurándote de integrar bien el color para que el acabado sea uniforme y sin cortes marcados.

• Difusión: El rubor debe mezclarse de manera uniforme, de modo que no haya una línea visible entre el rubor y la base de maquillaje. Utiliza una brocha de cerdas sueltas si trabajas con rubores en polvo, aplicando el producto en capas ligeras y difuminándolo con movimientos circulares. Si usas un rubor en crema o líquido, una esponja húmeda es ideal para integrar el color con la piel sin que queden marcas o cortes abruptos.

• Enfoque en la elevación: Debes concentrarte en aplicar el rubor de forma diagonal desde las mejillas hacia las sienes, elevando el color hacia la parte superior del rostro. Uno de los principales beneficios del blush draping es su capacidad de levantar y estilizar el rostro sin necesidad de contornear con productos oscuros. Para lograrlo, concéntrate en aplicar el rubor en diagonal, desde las mejillas hacia las sienes, asegurándote de elevar el color progresivamente hacia la parte superior del rostro.